2.11.07

Eternamente tuya (y te chingas)

Querido Lisandro:

Te escribo esta carta pa pedir tu perdón de dos “asuntitos”. Perdóname por lo que te hice (uno) y por lo que ya mero seguro que te pasa (dos). Estoy mala, muy mala de esa horrorosa enfermedad que anuncian hoy los diarios en primera plana. Y sé como me la pegué.

El viernes te mentí (uno). No fui a ver a mi abuelita a Santa Manuelita. Me fui de güilota con la pinche Esperanza. Ya sabes como es ella de rogona y yo de tan fácil convencimiento. No, no quiero echarte en cara todos los lados por los que me besuqueó el Romualdo. Sí, tu primo de los esteits.

Fue él quien me pego esto, pinches gringos cochinos. Mientras me manoseaba pensaba no, no, ha de traer una pinche enfermedad, pero ya sabes como soy yo de tan fácil convencimiento.

No, no es momento de moralinas, es momento de darnos cuenta que los síntomas están ahí:

  • Hambre de podrido (ya me tomé un tepache)
  • Lujuria (acuérdate del mañanero)
  • Laguna mental (olvide como se llama la cosa que se pone en la chingadera de la cocina)
  • Sed de agua (Ya tome coca)
  • Ganas de arrastrarse (limpié por debajo de la cama)

Sé lo que piensas mi amado Lisandrito, que son mis arranques de siempre. Pero no es como cuando lo del cáncer testicular, ora si es real. Lo sé, lo siento dentro y mis entrañas se mueren. Ya sabes lo que dicen, que es de afueras pa’ dentros.

Así que perdóname porque ya te pegué la enfermedad (dos). Pero te lo mereces porque ya me enteré que andabas de pitoalegre con la Melany.

Eternamente tuya (y te chingas),

Rosalbina (28-diciembre-2007)

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