28.11.08

Julian y María

María no sabe quedarse quieta. Si no está alzando la cocina, está lavando la ropa, haciendo de comer, tendiendo las camas y todo otra vez. Es una mujer grande, de pechos grandes, brazos grandes, panza grande, vestidos amplios, boca pintada de rojo. De piel blanca, lo suficiente para no parecer peninsular. De belleza muy mexicana, como actriz de los años 50, cuando a ella le toco vivir su juventud. Un cuadro a blanco y negro cuelga en uno de los cuartos de su casa mira con una sonrisa digna de una monalisa. Ya no sonríe así.

Mientras camina habla, habla mucho y reza. Bendito sea dios!. En fines de semana su casa se llena de mínimo 5 nietos que revolotean por la sala y el comedor. Es una abuela vigilante, no muy cariñosa. No muerdas a lalito, cuidado con la mesa... se van a pegar!!. Hace de comer sopa de pasta seca con una papa hervida. Sirve sólo la mitad del vaso de Coca por que no debes tomar mucha. Te da un premio al que termine pronto. ¿Que premio abuelita? nunca da nada. Por la tarde toma galletitas con café instántaneo y se pone a amasar tortillas de harina. Los nietos se pelean por la primera, le ponen frijoles recién hechos (con manteca, como los buenos frijoles deben ser) y se la toman con leche de establo.

Pasa el tiempo y María ya no es tan activa, ve mucha televisión y esta siempre al pendiente de la astrología, los chismes de artistas y la realeza europea. Le gusta ver la nota roja en los noticiarios para después comentar Como aquí cerquitita violaron y mataron a una chica... tan buena chica fíjate, yo la veía en la tortillería y si algo bueno pasa dice Bendito sea Dios nuestro señor Jesucristo. También vive preocupada por sus nietos e hijos. De 7 mujercitas solo 2 se han casado "bien" y una ya se divorcio, tan buen muchacho... Ya no le gusta salir y le duele todo.

Julián es alto, muy alto. Fornido, prieto, ojos chicos, orejas largas. Se sienta en su mecedora a ver el fútbol, a leer el periódico. Habla inglés, es ingeniero y tiene muchos hijos, con muchas viejas. Come lo que María hace, siguiéndole la corriente, dejándola hablar. Cuando llegan sus nietos, juntan los codos y doblan los brazos muy rígidos y pegados al cuerpo para que él los levante y les de un beso en la frente. Le habla a sus nietos de Pancho Villa, a quien vio muerto en Parral, mientras se toma un tequila en caballito. Deja que los niños le metan el dedo al caballito y prueben el tequila. Los lleva al parque y los vigila de lejos, sin entrometerse en sus juegos. Ríe fuerte y dice huerco ven acá! condenao este!! JAJAJA.

Pasa el tiempo y a Julián se le olvidan las cosas y la gente. María dice que es puro cuento y esta celosa de la atención que le prestan. De repente se acuerda de tiempos del señor presidente Ávila Camacho y lo comenta. Ríe cuando todos ríen. Dice que no quiere, pero come. Hace comentarios sin razón que hace que todos rían. Empieza a decir que se quiere ir a casa de sus papas y que ve a un niño. Un verano decide irse con ellos.

5 atinados comentarios:

«danito» dijo...

Me recuerda lo que comentan mis tías de una de sus tías y de mi abuelito.

Yo tambien estoy guardando muchos recuerdos de mi abuelita, y de mi mamá.

Y ayer precisamente estaba pensando en lo que uno deja cuando se muere (porque murió uno de mis primos hace poco). Y creo que lo que mas importa es que te recuerden.

cliché, pero cierto.

ZERO dijo...

yo sospecho que mate a mi abuela...

Unknown dijo...

Al leer la historia me vinieron a la mente mis bisabuelos en el monte, muy buen post.

Saludos

Unknown dijo...

De alguna manera por finales de los 90 me tocó ver un gran cortometraje en la cineteca nacional que se llamaba algo así como "tarde de verano de la clase media", el chiste es que veías a dos ancianos sentados en un sillón y tras un larguísismo silencio, uno de ellos hacía un comentario anodino que el otro abiertamente ignoraba. Me parece que estás probando géneros y modos narrativos, este me pareció por demás costumbrista (¡ah! mi aferrada afición por etiquetar todo aquello que mi mente pretende abarcar y comprender) pero muy neto y muy cierto. En lo particular, me ha recoradado mucho a mis abuelos maternos que áun hasta la fecha pelean por llamar la atención del resto de la familia.

Algo que me ha llamado la atención es que este es el tercer relato cuyo protagonista tácito resulta ser un ausente a final de cuentas.

Bravo. Es muy agradable leerte. Gracias por ello.

La Rosy dijo...

Danito: pues si, te recuerdan porque hiciste historia con los demás.

Zero: tssss

Rojo: cual monte? gracias :)

Nefesh: gracias, no se que sea costumbrista, pero eso lo escribí después de aventarme un buen de Garibay... saludos!