25.3.08

Besos Marlboro

Suponga a una niña tan enferma de asma que las actividades que para cualquier crío son placeres, a ella le estaban vedadas. Ni correr, ni nadar, ni andar en bicicleta. Suponga que esa niña crece y cuando en la secundaria comenzaban los pubertos a fumar, ella no tenía más remedio que huir.

Imagine las cicatrices que dejó este rechazo en su alma.

Ahora suponga que a los diecisiete, los avances médicos le permitieron tener una mejor salud e incluso soportar el humo. Tuvo por fin algo de vida y se enamoró de uno de esos adultos que dejan muy mal parada a la madurez. Y que sus primeros besos sabor marlboro no la envenenaron, pero si le dio el placer que tanto le había sido negado.

Así que en un volkswagen 88, él fumaba y ella le devoraba los labios, justo antes que tontamente él la penetrara. Pero ya es sabido que a esa edad, un cigarrillo dura más que el amor.

Desdichada, volteó hacia los hombres mayores. No importaba que fueran gordos, calvos o muy viejos. Lo único que importaba era que fumaran marlboro y que anduvieran en sus cuarentas, ya que a esa edad son muy pocos los adictos a la nicotina que quieren -o pueden- curarse.

La rutina era igual con todos. Ellos fumaban, ella saboreaba su lengua, olía su cuerpo almizclado. Un día el humo de un marlboro mentolado fue a dar a su vagina, provocándole un orgasmo instantáneo. Desde entonces pidió -exigió más bien- que la penetraran sólo mientras él fumara.

Si, lo que piensa es correcto. El embestir un culo o una vagina mientras se fuma es muy difícil, por la cantidad de aire que le toma al cuerpo el coger. Sin embargo ella era adicta al aroma a tabaco seco... digamos que sus orgasmos eran más olfativos que clitóricos. Fue precisamente en una de esas embestidas, que el cigarro de su amante cayó de la boca, rodando por su espalda.

Así comenzaron las cicatrices en su cuerpo. Las marcas que ahora pasan por sus muslos y suben hasta el cuello fueron hechas por 74 amantes más apetición expresa de la ahora orgullosa portadora, claro . Y es que el cigarro debía consumirse en ella.

Entienda que para ella, más que cicatrices, son marcas de felicidad.

Así que conociendo esta historia... ¿Aún le parece crueldad el que haya marcado su hijo con el último cigarro que dejó el padre que los abandonó?


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Este cuento era para metatextos, en el ejercicio de parafilias. El jueves solo me faltaba pulirlo e ilusamente pense que lo haría en la playa. Pero me agarró la gripa, el dolor y la hueva y pues no alcancé a subirlo. Así que una vez que cheque que no hubiera uno de una parafilia cigarrera, lo postié aca (no sea que me acusaran de plajiaria)

A mi me gusto harto, usté dirá...

2 atinados comentarios:

Chosty dijo...

Llegué un poco tarde y cuando vi la "convocatoria" me puse a escribir, cuando lo subí vi que ya había terminado el concurso...

Ni pedo aquí te dejo este últmo piropo...

Navegando de blog en blog ¿dónde me fui a meter?
En un pinche blog lleno de placer,
el placer de escribirle cochinadas a una señorita,
y poéticamente darle una cojidita

Primero que nada te besaría aquel tatuaje
Y ya despuecito, te metería el pito
Poquito a poquito, hay que bonito

Tú sola, solita me pedirías una nalgada,
Yo te la daría y tú a mí una mamada,

Ya para acabar te estrujaría tus pezones
y antes que prendieras la luz
tomaría mis pantalones,
corriendo por el pasillo,
recordaría tu fundillo,
grandote y durito hay que chulada,
lo quieras o no,
me fui a la chingada
aunque nunca siquiera vieras mi cara,
recordarías el momento cuando entré a tu apartamento,
y bien cogidita me fui re contento,
rápido, rápido
como el viento.

Anónimo dijo...

Has abierto la caja de pandora. juar.

El cuento esta padrísimo, es un círculo perfecto.

Muy bien Rox.

Saludos
Sony.