16.3.08

De cicatrices voluntarias

A la gente que le he contado que mi última afición/obsesión es escuchar a Gonzalo en la radio los sábados de 12 a 3 am (en realidad ya es domingo), me miran con cara de pinche loca, ¿que no tiene amigos? ¿dividis?. Así que el sábado, desempacadita del Wiclow y con 3 cheves encima solamente, me dispuse continuar con la segunda vuelta que le doy a El cazador de tatuajes que había comenzado por la tarde.

A diferencia de la primera vez que lo leí, ahora si tenía vino. Gonzalo en la radio, Juvenal Acosta en un libro y en vino en mi cama hicieron la noche perfecta. No necesité más.

Casi a las 3 am, el libro llegó a Buenos Aires y comencé a llorar. Primero quedito, casi con vergüenza, pero los sollozos son difíciles de aguantar. Si, estaba un poco ebria, pero también estaba demasiado nostálgica de mis ciudades y mis elementos.

Ahora mi libro esta tatuado de vino y lágrimas. Y no estoy segura, pero seguro que un moco también hay por ahí.

5 atinados comentarios:

Anónimo dijo...

Maistra... Ya hasta pareces "emo" con tus crónicas y vida sentimental auto destructiva :=)

La Rosy dijo...

Precisamente eso pensaba ayer cuando me hacía manicure y me lastimaba a drede al quitarme los padrastros...


deja lloro tantito.

Cazador de Tatuajes dijo...

"la segunda vuelta que le doy a El cazador de tatuajes"

Jojorojojo se oye re chistoso.

¿No que ya ibas para Terciopelo Violento?

la chida de la historia dijo...

naaa, se vale de vez en cuando... yo se lo que te digo...

Saludos harrrtos!!!!!!!!!

Lu García dijo...

mmm, definitivamente yo prefiero Terciopelo Violento...

;)