19.2.08

Crónicas Porteñas 1: La gente.

La heroína de esta historia.
De lenguaje ligeramente vulgar, belleza perturbadora y andar azotado, sólo quería saber como le llaman al café en Buenos Aires. Por eso es que el viaje lo hice sola y no, no conocía a nadie allá.

Los de mas cerquita.
Me alojé en Casa Buenos Aires, principalmente por el trato que presumían y que resultó ser cierto. Me sentí como en casa. El ambiente es muy diferente a cualquier hostal u hotel, en el que tienes horas para checkin, restricciones de desmadres, etc. En la casa habitaban unos 18 estudiantes de entre 19-28 años. La mayoría llevaba un buen tiempo de conocerse y se veía que tenían de esas relaciones fuertes y temporales que la gente con el mismo rollo en el mismo momento, suele tener. Todos latinoamericanos.

Como pasa siempre que los mexicanos nos encontramos en extrangia, un chilanguito se puso a platicar conmigo para ponerme al tanto del clima, de lo que hacía por ahí, de las cosas que ver, de que no hay chile ni tortillas. Los demás chavitos me ignoraron un poco, después de contestar las preguntas de siempre: cuanto tiempo te quedas, a que vienes, de donde eres, mira el es mexicano también, etc.

Al día siguiente de mi llegada y después de esperarlos como 4 horas, fuimos una bola a Boca. Así pude conocer más a un peruano y su carnala, a un colombiano con acento extremadamente cachondo y al único argentino del hostal. Como no soy muy afecta a la gente, ya sólo los veía por la noche y les invitaba de mi comida y cerveza. Así que para el viernes eran mis compis y me invitaron al asado que iban a hacer en honor a Vinicius, un brasileño, que ya se iba de la casa.

Esa noche predominaron los ritmos brasileños y las brasileñas en minifalda. Nos atragantamos con asado y cerveza para pasar al desmadre sudaca -y 3 mexicanos de colados-. Como no es la primera vez que estoy entre tanto sudaca, sus acentos no me parecían extraños, su modo de ser tampoco. Al final, en esas reuniones improvisadas poco importa la latitud en que naciste, lo que importa es que tan pedo estés.

Y yo estaba pedísima. Resulta que en BsAs los Kioscos (tienditas) te surten de cheve a tu casa a CUALQUIER HORA. Para una pueblerina como yo, que si no compras tu cheve antes de la 1am comienzas a chupar acetona, esto me pareció de lo más emocionante. En ningún pinche primer mundo me encontré algo así. Claro que a esa hora en vez de Quilmes es Salamandra o alguna chingadera así de corriente que cuesta doble.

La noche estaba riquísima y casi amanecía cuando me fui a dormir.

La mayoría de los chavos andaban en el desmadre, viviendo lo que a mí me tocó hacer a los 29, cuando me fui a Madrid. ¿Qué sería de mí si eso lo hubiera vivido a su edad? (21) ¿qué es lo que sería ahora? ¿Estaría más o menos cuerda?

Los de la calle.
Los hombres en BsAs tienen algo muy bueno. Casi todos tienen pelo. Y de esos, casi todos lo tienen lacio-quebradizo y de esos muchísimos se lo dejan en melena. Cuando conocí a Jiral y vi que se cortaba el pelo él solo, creí que era por ahorrarse la plata e invertirla en cigarros. Pero resulta que casi todos los weyes traen ese corte. Cero metrosexual, 100% bárbaro. Y si, son guapos (como todo hay excepciones, ja)

Su pinta es bastante heterogénea, ya que los morenos que se cuelan es porque son peruanos o algo así. Afortunadamente no son peludos y hay unos ojos negros preciosos. Tampoco hay demasiada tribu urbana. Si acaso vi un par de darketos, pero leve.

Los hombres son coquetos y me gritaban cosas. Además del que me detuvo y me dijo ¡Que linda sós! hubo uno que me persiguió y cuando me metí a una tienda me comenzó a interrogar. Con evidente incomodidad, le daba el avión y cuando me quiso dar su teléfono le dije que no, gracias. Los de los colectivos (camiones), al pedirles indicaciones, me hacían la plática de siempre: de donde vienes, con quien vienes, tienes novio, etc.

Las viejas también están guapas, solo eso tengo que opinar al respecto.

Llegué a tener kioskero (el wey de la tiendita) y mozo de bar. Desde la segunda vez que fui se acordaron de mi y me saludaron con entusiasmo. En la tienda de pastas artesanales estaba siempre estaba indecisa al comprar mi pasta, y los pasteros me decía que no había pedo, que yo tranquila.

Un día me subí al Ventanal, una librería de la Av. de Mayo que parece perdida en el tiempo. Su dueño, un ruquito con pelo largo y canoso me sonrío por detrás de su computadora y se puso a mis órdenes. Me explicaba cosas de los libros que tomaba y, cuando le dije que era mexicana me platicó cuando conoció a Octavio Paz y a Juan Rulfo. También tenía una hoja firmada por Evita. Le compre unas postales de cuando en BsAs había tranvías. Ha de ser muy chido dedicar la vida a leer, que envidia.

Una noche nos enteramos que en el planetario iban a poner telescopios y te dejarían ver por el ollito. Como buenos latinoamericanos, los argentinos no nos dieron la hora de cierre. Y como buenos latinoamericanos, llegamos tarde. Pero cuando se enteraron que veníamos de México (solo habíamos 2 mexicanos, ja) nos dejaron pasar, a pesar de haber ya cerrado. Ahí me enseñaron a alfa y beta centauri (no visibles en el hemisferio norte) y grupos de estrellas que no se distinguen a simple vista. También vi a saturno y su arito.

Otro día me enteré que había feria en Matadores. Ese barrio no es turístico y es de los más alejados del centro. Me dijeron que el nivel socioeconómico de la gente de ahí no es el mejor, pero el lugar me pareció lindo, incluso vi casas, porque lo que abundan en BsAs son depas. Considero que fue cuando vi a los porteños en su ambiente. Había carnaval y trajeron pedo de Salta, una de las regiones mas pobres de Argentina. Su música es definitivamente latina, al igual que su gente. Se pusieron a bailar tanto los de la tarima como el público. Todos estaban contentos, comían tamales, asado y empanadas. Compre dulce de leche y regalitos.

Los argentinos estan negados para hacer filas. Supongo que es por la falta de tortillerías. En el aeropuerto, había estos dos tipos de filas: Adivinen en cual me formé yo? ja!

Si bien no se puede negar que los porteños tienen herencia italiana y española, pero esto sólo es físico. No son gritones, como los españoles y tampoco abusones, como los italianos. Quizá es porque era verano, pero se les veía alivianados. Atiborrando sus parques y tirando la hueva. Hay niños y andan en bici o juegan fútbol. Les tienen consideraciones a sus perros y todos me trataron super bien.

Los de acá.
O bueno, como nos ven desde allá. Gracias a Televisa, nuestro acento tiene su cariñito. Después de la clásica referencia al chavo del ocho, me encontré a un wey cuyo sueño de chavito era ir a concursar a Chabelo. Las novelas mexicanas tienen ratings altos y los doblajes son los mismos que en nuestro país. Escuchan Bellanova, Camila y arggg Maná.

De las cosas mas curiosas fueron la mala imitación del "wey" (aunque mejor que la gachupina) y el comentario de a la gallina que pone huevos verdes le han de comer guacamole. No sabían decir Querétaro y, los que sabían, era porque habían conocido mi ranchito. Que besho, digo bello, snif.

Del porque de la extensividad de este post.
Sin duda no fue intencional. De hecho comencé narrando Uruguay porque no encontraba por donde empezar. Antes viajaba como loca, buscando marcar muchos lugares en el mapita. La experiencia me ha dejado que me deja más quedarme en un lugar, perderme lo más posible para terminar entendiendo su organización, sus mañas, su lenguaje, su gente. Tener, a pesar de estar de vacaciones, una rutina que te hace sentir una ligera pertenencia ahí.

Yo me levantaba como 9:30am, desayunaba, le compraba mi agüita a mi kioskero, recorría la ciudad y me perdía en sus cafeterías. Si llegaba temprano (tipo 9pm) me iba a mi bar a chingarme un Quilmes de a litro.

A veces me preguntan que ciudad visitar, que es más bonito, donde hay más de ver. Definir a una ciudad linda por su arquitectura o museos es muy frío. Lo que lo hace diferente, única o especial es la gente que te tocó en la cama de abajo, en la tienda o en el autobús. Por eso es que como dice Alejandro, tengo porteño el corazón.

4 atinados comentarios:

c324r dijo...

Ah, que viaje!

Y mira, opino en primero sin merecerlo, pero es que tu blog es muy chido.

Saludos desde Caciquelandia.

Guffo Caballero dijo...

Rots:
Ya me llegó la postal que me "mandastes", ¡muchísimas gracias!
By the way: yo soy de Buenos Aires, ¿que no ves mi melena?

La Rosy dijo...

jajaja che guffo

Gus Santos dijo...

Pues yo si me corto el pelo a mi mismo para ahorrar, ¿que creías?